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2019-2023: Pobreza y desempleo, los desafíos centrales para la Provincia

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Además de paliar el hambre y la crisis social, la próxima gestión deberá poner de pie la economía. El vínculo estratégico con las organizaciones sociales será central para contener las demandas. La deuda en dólares se configura como una herencia pesada.

Se acabaron las metáforas. La foto actual del territorio bonaerense es preocupante. Cualquiera sea la variable que se utilice para medir o el área en la que se detenga a observar, hay una tarea que se muestra como un norte ineludible: desde 2020, la próxima gestión deberá saldar deudas.

La deuda económica

La próxima gestión deberá contar con el apoyo de las organizaciones sociales para poder contener las crecientes demandas.

El pasivo bonaerense ascendería, el corriente año, a 11.000 180 millones de dólares, según estimaciones en base a los datos del Ministerio de Economía provincial y el Banco Central de la República Argentina (BCRA). Conjuntamente, si las previsiones cambiarias son certeras y el valor de la moneda estadounidense supera los 75 pesos, según un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la deuda podría alcanzar, en diciembre de este año, los 12.000 millones de dólares, es decir, el mismo dinero que habrá recaudado Buenos Aires en todo 2019.

Por lo tanto, sobre el final de su mandato, María Eugenia Vidal le entregará a Axel Kicillof una Provincia con aproximadamente un 20 por ciento más de deuda de la que recibió en 2015, que ascendía a 9.362 millones de dólares. Además, la dolarización de la cartera habrá crecido 20 puntos sobre el stock de deuda total, ya que el 77 por ciento del total de los compromisos fueron asumidos en moneda extranjera, y el peso de la deuda sobre los ingresos se habrá incrementado en más de 25 puntos.

Por otro lado, con una economía paralizada por los altos costos de producción, la caída real del poder adquisitivo de los salarios y el ahogamiento producto de las altas tarifas, el consumo interno se encuentra seriamente afectado, lo que impacta negativamente en la recaudación, agudizando el problema del endeudamiento. Así, ese crédito externo, que había sido planteado como una alternativa efectiva ante el déficit fiscal, como sucedió en otras experiencias históricas, terminará significando más peso de la deuda sobre el total de dinero disponible.

La deuda social

La crisis económica tiene su correlato social. Según el INDEC, la pobreza en la Provincia llegó a 35,9 por ciento, mientras que uno de cada diez bonaerenses es indigente, los números más altos desde el colapso de 2001. Del mismo modo, al igual que en todo el país, la situación del trabajo y la industria en la Provincia es delicada, y las cifras remiten a los momentos más duros de la historia económica del país.

La caída del empleo llegó a su nivel más alto en los últimos 16 años y registró un 12,4 por ciento en la Provincia, casi dos puntos por encima del total nacional, mientras que la precarización laboral y el trabajo informal crecen a la sombra de un retroceso de la actividad económica del 4,4 por ciento desde 2015 y un descenso de la producción manufacturera que se mantiene constante mes a mes desde 2017.

Para encontrar cifras similares, hay que remontarse a más de una década atrás.

En el Conurbano, la situación se agrava: la mitad de la población económicamente activa tiene problemas de empleo. El 12,7 por ciento no tiene trabajo, un 14,2 trabaja menos de lo que desearía y el 25,9 tiene que trabajar más de 40 horas semanas para poder tener los ingresos necesarios para sostener el nivel de vida.

Por otro lado, el 36 por ciento de los trabajadores del Gran Buenos Aires no tienen aportes patronales ni descuento jubilatorio, una cifra que, en La Matanza, según datos del Observatorio Social de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), escala al 48 por ciento.
La próxima gestión deberá contar con el apoyo de las organizaciones sociales para poder contener las crecientes demandas y buscar priorizar qué números en rojo resolverá de manera prioritaria dentro del campo social.

La deuda de la salud y la educación

Una de las deudas históricas de la Provincia es con la educación. Hace años que la calidad educativa, el desarrollo de la infraestructura y las condiciones laborales de los docentes vienen sufriendo un enorme deterioro, difícil de objetivar en términos reales. Las pruebas PISA y las evaluaciones del Operativo Aprender, aunque han sido ampliamente criticadas, no han dado resultados alentadores, en tanto que, según el SUTEBA, al menos 800 escuelas bonaerenses no están en condiciones edilicias para dictar clases.

El salario docente, por su parte, cayó casi un 9 por ciento, en valores constantes, entre 2015 y 2018, mientras que la inversión educativa, medida en relación al gasto total, cayó un 16,6 por ciento.

En el caso de la salud, el panorama no es más alentador. Según la Comisión Interhospitalaria del Conurbano y la Provincia de Buenos Aires, “el 5.5 por ciento del presupuesto asignado a Salud, es el más bajo de la historia”. La presidenta de esa entidad, Marta Márquez, aseguró que es una cifra “inadmisible”.

En 2019, la gestión de María Eugenia Vidal habrá gastado 2.255 millones de pesos más en intereses de la deuda que en inversión en Salud Pública.

Visiones de la crisis

Eduardo Donza, docente de la UNLaM e investigador de la UCA:
“Para fin de año, a nivel nacional, el nivel de pobreza será cercano al 40 por ciento”. Se espera que una de las cifras más altas se registre en el Conurbano.

Mara Ruiz Malec, economista de la Fundación Germán Abdala:
“Buenos Aires es la provincia que más que se desde 2015, en dólares y a intereses altos. Es el peor de los escenarios”.

Pablo Manzinelli, economista e investigador de FLACSO:
“La madre de todos los problemas que estamos transitando es que se puso el eje de la economía en la especulación financiera”.

Agustín Claus, docente e investigador especializado en financiamiento educativo:
“Hay distintas variables que permiten ver que la inversión educativa está en el pico más bajo de los últimos 20 años”.

Fuente: El1Digital