Siete de los 28 jugadores que utilizó Jorge Benítez en el campeonato surgieron de las divisiones inferiores. La pareja Dattola-Barrionuevo se afirmó en la zaga e Ignacio Lago convirtió un gol decisivo en la campaña.
El flamante título de Almirante Brown también llevó impreso el sello del semillero aurinegro. Otro motivo para sonreír en Isidro Casanova, con la participación en la campaña de siete jugadores nacidos en la cantera, de los 28 que utilizó Jorge Benítez en el campeonato.
La dupla Dattola (20 años)-Barrionuevo (22) es la cabeza generacional de esta camada. Con solvencia, espíritu y un aplomo sorprendente, los zagueros conformaron una sólida última línea que se convirtió en la menos vencida del campeonato, con solo siete goles recibidos.
También en la zona defensiva, pero con menos minutos en cancha, Luis Arias (28) y Maximiliano Denis (20) aportaron buenas actuaciones en los laterales. El primero tuvo que salir del equipo por lesión (rotura de ligamentos), mientras que el pibe de San Alberto perdió terreno ante la irrupción de Milton Ramos y fue cedido a préstamo a Deportivo Riestra.
En la mitad de cancha, Guillermo Ocampo (25) empezó como titular en el arranque del torneo, pero quedó relegado cuando Rodrigo Vélez y José Luis García se instalaron en el doble cinco. En tanto, Brian Pedraza (20), disputó, apenas, unos minutos contra Sacachispas.
Por último, el diamante de las formativas del Mirasol, Ignacio Lago, con sus jóvenes 17 años, fue un refresco calificado para el Morrón. Tanto que su gol agónico a Defensores Unidos, en Zárate, resultó determinante para escaparse de sus perseguidores en la tabla de posiciones.
Una cosecha fértil para la hacienda matancera. Un cuarto del plantel campeón salió de la casa y reivindica a la industria más poderosa que tienen los clubes. Un semillero que da sus frutos y que se dio el lujo de festejar un campeonato.
Fuente: El1Digital
